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¿Humanizo a mi mejor amigo?

Seguramente has escuchado el término “humanizar” pero ¿sabes qué significa? ¿Es malo? ¿Es bueno? Todo esto te lo contestaremos en este blog.

Cada vez más, nuestros mejores amigos son considerados un miembro más de nuestras familias, y es por eso que estamos muy atentos a sus deseos y necesidades tanto o hasta más que como haríamos con el resto de integrantes de nuestra familia.
De este sentimiento salen muchas oportunidades de mercado, así como infinidad de nuevos negocios que buscan consentir a nuestros mejores amigos, y los tan famosos “dog parents” y sus “perrhijos”.

Pero, ¿dónde encontramos el límite? ¿Cuándo dejan de ser mascotas y comenzamos a tratarlos y confundirlos como niños? ¿En qué momento comenzamos a humanizarlos?


La creación de nuevos productos y servicios especializados para mascotas nos hacen entender que cada vez las personas están más dispuestas a pagar para atender las necesidades de nuestros mejores amigos de la mejor manera, muy similar a como haríamos con las necesidades humanas. No, tratar a nuestro mejor amigo como uno más de la familia no es humanizarlo, él es un animal social y la compañía y el sentimiento de pertenencia es una necesidad en su especie. Cuidarlos y protegerlos es nuestro rol primordial.
Pero, hacer que nuestro mejor amigo se sienta parte esencial de nuestra familia no es sinónimo de tratarlo como a un niño. La clave en la relación con nuestros amigos está en mantener un balance. Humanizarlos es bueno y es malo a la vez.

¿Cuándo es malo humanizar a mi mejor amigo?

Es realmente malo cuando lo humanizamos tanto, que perdemos de vista que nuestro mejor amigo es una especie diferente a la nuestra.
Cuando la humanización hace que olvidemos que la especie canina tiene necesidades propias y que deben atender, cuando creemos que lo que necesita nuestro perro es lo mismo que necesita un niño. También, es malo cuando nuestro mejor amigo pasa de cumplir su papel de acompañante incondicional a -de manera consciente o inconsciente- sustituir a una persona en nuestras vidas, como un hijo, un hermano o pareja.
Y sobre todo, humanizarlo es malo cuando olvidamos que un perro no nos entiende de la misma manera que lo haría una persona, cuando olvidamos que sus códigos de comunicación y capacidades cognitivas son distintas.

Sí, en general humanizar es malo cuando olvidamos que nuestro mejor amigo es un perro y no una persona. Pero, igual de malo es pretender que es una cosa y no un ser vivo. Esto es mucho más peligroso. Pues de este pensamiento se generan el abandono y el maltrato. Cuando se piensa que un perro es un ser sin sentimientos y emociones.
 

¿Cuándo es bueno humanizar a mi mejor amigo?

No estamos diciendo que humanizar a tu mejor amigo sea lo ideal, no debes olvidar en ningún momento que es un perro. Pero si se trata de evitar la “cosificación”, preferimos la humanización cuando te ayuda a:

- Tratar a tu mejor amigo con el mismo respeto con el que tratarías a otra persona. 

- Atender mejor todas las necesidades y deseos de tu mejor amigo.

- Comprender que tu mejor amigo es un animal sintiente y no un objeto a tu servicio. 

Entonces, según lo escrito anteriormente, te queremos decir que no está mal consentir a tu mejor amigo, siempre y cuando tengas muy presente los límites que podrían afectar el bienestar de su naturaleza. 


#Nutrecan #UniendoAmigos

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